Con este artículo, que nos pasan los amigos de laxarito, aprovechamos para hacer una entrada sobre la Exgae, una plataforma que se ha formado con la colaboraciónde diversos colectivos y que se plantea como una "asesoría legal casi gratuita especializada en librar a los ciudadanos de los abusos de la SGAE y demás entidades de gestión".
Ahí va:
LA AVARICIA ROMPE EL SACO
POR UNA CULTURA LIBRE DE CIUDADANOS QUE COMPARTAN:
7 soluciones/realidades más una.
Una respuesta ciudadana a los últimos ataques a las libertades fundamentales perpetrados en nombre del incongruente concepto de “Propiedad Intelectual“.
En estas fechas hemos asistido a varios ataque a las libertades en nombre de la “propiedad intelectual”. También hemos tenido la ocasión de leer el manifiesto que ha perpetrado una autodenominada Coalición de Creadores e Industria de Contenidos ( que agrupa a cinco de las principales entidades de gestión de derechos y corporaciones de la industria cultural - SGAE (autores), Egeda (producción audiovisual), Promusicae (productores musicales), Adivan-Adican (distribuidores e importadores videográficos) y FAP (propiedad intelectual) - que a su vez agrupan el lobby en España de las grandes productoras y distribuidoras de cine norteamericanas: Disney, Universal, Paramount, Sony Pictures, Fox y Warner) y las declaraciones de sus portavoces sobre la supuesta agresión a la cultura que suponen las redes de intercambio de archivos o redes P2P.
Los que escribimos a continuación somos am@s de casa, empresari@s, internautas, abogad@s, jueces, “ilustres” intelectuales, programadores, parad@s, profesionales, científic@s, artistas, artesan@s, trabajadores, abuel@s, adolescentes, ciudadan@s en general, somos unos de los millones de personas que utilizan estas redes en el estado español. Queremos aprovechar la ocasión para dejar claras algunas cosas que, con grandísima mala fe, se quieren tergiversar:
La que propone “la Coalición” y similares es una partida con las cartas marcadas y sus posiciones no son sino el farol de una industria que intenta ganar el juego en el último momento cambiando las reglas del mismo.
El problema fundamental es que lo que nos estamos jugando no son simplemente los dividendos económicos, sino la propia concepción de la cultura y el derecho al acceso a la información (que nos ha costado unos cuantos cientos de años conseguir).
CUANDO DIJE CULTURA ….
Hablamos de cartas marcadas porque en el discurso mediático esta “Coalición” y la industria cultural en genera utiliza “cultura” y “creación” de forma interesada, intentando redefinir dichos conceptos para beneficio propio y para sus intereses estrictamente económicos.
Cuando dicen “cultura” se refieren simplemente a “Industria del entretenimiento”. Cuando dicen “creación cultural” en realidad están hablando de “explotación comercial de ciertos derechos de autor de sus afiliados”, en pocas palabras están hablando de sus negocios. Cuando dicen “piratas”, “saqueadores”, “expolio” se están refiriendo a todos y todas nosotras.
Sólo la reducción interesada de los conceptos puede propiciar tales afirmaciones.
Modificar las leyes de propiedad intelectual de acuerdo a esas tergiversaciones sería algo así (y perdonad lo triste de la comparación) como modificar la Ley de Costas en beneficio de un grupo de promotores inmobiliarios. La cultura y la playa son de todos y las crisis en sus respectivas industrias no deben hacernos perder el horizonte de la importancia del patrimonio común.
Y SIN EMBARGO SE MUEVE…
Un fenómeno social de tal magnitud y envergadura (13 millones de hogares y 70 % de los internautas, es decir la mayoría absoluta de la población) no puede ser interpretado de una manera tan simplista y menos intentando concienciar a la sociedad de sus “malas prácticas” utilizando el miedo, la difamación, las amenazas y, como pretenden en su nueva campaña, la modificación de las leyes para tener tribunales a medida.
En España tenemos un caso flagrante de una institución privada que consiguió imponer su forma de entender a la sociedad. Se llamaba Inquisición y consiguió imponer sus intereses durante siglos a costa de quema de libros, prohibición de la ciencia y condena a muerte de miles de personas.
También consiguió retrasar unos cuantos siglos la evolución cultural y tecnológica de Occidente. Eso sí, durante ese tiempo la definición de cultura (cultura=religión) no tuvo ninguna discusión.
Pero dejemos atrás comparaciones de otros siglos. Volvamos a la era presente, a la sociedad de la información.
LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
La sociedad de la información, como veremos más adelante, no tiene ninguna posibilidad de existir con la reforma que “la Coalición” y la industria cultural en general están proponiendo. De hecho desaparecería en favor de una “sociedad de la industria del entretenimiento”.
La era digital facilita a todas las personas, como nunca antes había sucedido, la libre circulación del conocimiento y multiplica las posibilidades de aprendizaje y creación, en beneficio de toda la humanidad.
Los tiempos han cambiado, todos los ciudadanos deben poder beneficiarse de todas las ventajas que ofrece la Red de Redes a nivel del intercambio horizontal de información y cultura. Los medios de producción cultural deben adaptarse a esta nueva democracia y no al revés. La copia y sus beneficios están en la base de todo esto.
LA CULTURA: IMITACIÓN Y COPIA
¿Porqué demonizan la copia cuando es la materia de la que está hecho el aprendizaje?
No vivimos aislados, vivimos en red, en continua comunicación; desde que nacemos y somos socializados absorbemos continuamente conocimientos imitando, copiando y sampleando. No hay otra manera de hacerlo. El conocimiento se da por la imitación y la copia.
Así se constituye nuestro imaginario cultural, en el cual nos inspiramos y permite la creación de nuevas ideas, obras de arte, teorías, etc. Toda creación cultural, toda ampliación del conocimiento se basa en esta tradición recibida, de manera que ninguna creación es completamente original ni sería posible sin la existencia de este patrimonio colectivo.
Bien lo saben las grandes multinacionales de la cultura que desde siempre se han enriquecido rentabilizando cuentos y músicas populares que han saqueado de nuestro patrimonio común o de la creatividad de las personas que crean por el simple hecho de comunicarse y de contar.
En la era digital y de la comunicación, “lo digital” son nuestros recuerdos compartidos y la comunicación, las redes que los conectan.
“Lo digital” es la materia de lo que está hecha nuestra memoria contemporánea.
Querer lucrarse ávidamente de lo que es nuestra forma natural de aprender – copiar - en el momento de su mayor florecimiento, esto sí es un saqueo.
Muchos comparan este cambio tecnológico con la invención de la imprenta, herramienta que revolucionó la difusión de la cultura gracias a su capacidad de copiado, más rápido y fidedigno al original que el que pudiera realizar el copista más estimado de la época. La utilización de la imprenta extrajo de los monasterios los libros que sólo estaban al alcance de una élite privilegiada, a pesar de la poderosa oposición de unos pocos, movidos por sus intereses particulares. Es cierto que los copistas se quedaron sin su trabajo y debieron dedicarse a otra cosa pero, ¿quien sería capaz hoy de prohibir la imprenta?
Algo similar sucede en la era digital. Las nuevas herramientas benefician incluso a la industria del entretenimiento, esa pequeña parte de la producción cultural que trata de defender sus intereses particulares a costa de los demás. Ellos son hoy esos pocos que se oponen a la nueva imprenta, paralizando injustamente el desarrollo de la circulación del conocimiento.
(...)
Por todo esto PEDIMOS:
7 medidas necesarias y urgentes para proteger e impulsar la sociedad del conocimiento en beneficio de todos (todos de verdad ;))
- Considerar cualquier recorte a las redes de intercambio de archivos (redes P2P) como un acto de oscurantismo y un atentado contra los derechos democráticos fundamentales garantizados por nuestra constitución y por innumerables tratados internacionales que el estado español ha ratificado. Nuestros derechos al conocimiento, al aprendizaje, al acceso a la cultura y a la libertad de expresión se verían gravemente socavados si se limitaran las herramientas de las que dispone actualmente la sociedad.
- Que las entidades de gestión pasen a ser lo que son: entidades privadas que gestionan SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE las “cuentas” de sus socios o sea los derechos de explotación de una parte de los artistas. Que, como toda entidad privada, se permita la libre competencia y que bajo ningún concepto se consienta que entidades privadas hurguen en la privacidad y en los bolsillos de los ciudadanos y menos que se utilicen bienes y suelo público para sus beneficios privados (véase entre miles el ejemplo de la Torre de la Música de Valencia). Que autores y editores no sean representados por la misma entidad como a los tiempos del sindicado vertical, que todos los socios pueden votar, claro está, y sobre todo que las entidades de gestión gestionen únicamente las creaciones registradas, permitiendo así el uso de licencias libres.
- Siendo las royalties al fin y al cabo un asunto entre editores, productores y autores, que los creadores sean pagados de forma equitativa sean o no socios de entidades de gestión. Que los artistas cobren, si así lo desean, principalmente por su creación y no por la explotación que genera.
- Abolición inmediata del canon digital, extraño diezmo que sanciona indiscriminadamente a la ciudadanía en nombre de la “compensación a la creación” intentando penalizar una conducta que no es en ningún caso delictiva. Los beneficios de está recaudación además pasan a manos de unas pocas personas privadas que raras veces son creadores y menos de algo relacionado con el mundo de la cultura.
Insinuar “delitos” donde no los hay y luego cobrar a los “sospechosos” es propio de las dictaduras. - Que una obra pase a ser de Dominio Público en unos plazos beneficiosos para la creación y la sociedad. Permitir que más de una generación viva del trabajo de alguien, es un forma de fomentar el parasitismo y el estancamiento creativo, desactivando la reinversión y más considerando que una medida pensada para favorecer a las personas en realidad beneficia principalmente grandes multinacionales que desvirtúan la creación primigenia. Pedimos el paso al dominio público en un periodo tiempo razonable, dependiendo del tipo de creación, con un máximo de 30 años.
- Defender el “derecho a cita” como vehículo de crecimiento democrático de la sociedad de la información.
- Eliminar el concepto de “lucro cesante” en todo lo que concierne a la producción cultural.
Y una cosa más:
Porque la cultura libre y colaborativa es la Cultura de nuestra época, porque es un hecho, porque ya no hay vuelta atrás…
EXGAE presenta:
Los premios que barrerán los Grammy, los Goya, los Max …
Los 1º premios no competitivos de la historias de la Cultura…
Los 1º premios internacionales de Cultura de la sociedad digital…
Los premios OXCARS
La eXcelencia es compartir
Martes 28 de octubre de 2008, Sala Apolo – Barcelona
(...)Para leer el artículo entero, aquí.
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